Nuestro cuerpo es una máquina perfecta, nuestra piel
por ejemplo nos protege, nos ayuda a regular nuestra temperatura; nuestros
sentidos nos permiten ver, oír, oler, sentir y degustar, con lo que podemos percibir
todas las experiencias sensoriales del mundo; todos nuestros órganos internos
tienen una función específica que nos permiten vivir y en ocasiones sobrevivir;
pero para que ésta máquina pueda funcionar correctamente necesita combustible,
el cual es proporcionado por los alimentos que ingerimos diariamente. La
función principal de la dieta es aportar los nutrientes necesarios para
satisfacer las necesidades de ésta máquina.
Actualmente contamos con pruebas científicas que
demuestran que ciertos componentes de los alimentos son “biológicamente
activos” y por lo tanto ofrecen ciertos beneficios que ayudan a mejorar las
condiciones físicas, mentales y a reducir el riesgo de contraer ciertas
enfermedades, los alimentos que contienen éstos componentes son considerados
alimentos funcionales, ejemplos de éstos pueden ser alimentos que contienen
ciertos minerales, vitaminas, ácidos grasos o fibras alimenticias, pero también
alimentos a los que se les han añadido sustancias como fitoquímicos,
antioxidantes o probióticos (cultivos de microorganismos vivos beneficiosos).
El interés de los gobiernos en el mundo por el uso de
alimentos funcionales se deriva principalmente por los cambios demográficos y
socioeconómicos que está sufriendo la población, donde la esperanza de vida va
en aumento, pero la mala alimentación y los malos hábitos de vida (falta de
ejercicio, estrés, falta de sueño, contaminación, etc.) hacen que los costos
sanitarios y hospitalarios vayan en aumento junto con la población anciana, para
lo cual promueven cada día más, una vida sana, incluyendo por supuesto la
dieta, de manera que se pueda reducir el riesgo de padecer enfermedades y
dolencias, así como mantener un buen estado de salud y bienestar.
Se argumenta constantemente que los alimentos
funcionales deben presentarse en forma de alimentos normales y que se deben
demostrar sus efectos en las cantidades que normalmente se consumirían en la
dieta. Un alimento funcional puede ser un alimento natural, un alimento al que
se le ha añadido o quitado un componente mediante medios tecnológicos o
biológicos, también puede tratarse de un alimento al que se le ha modificado la
naturaleza o biodisponibilidad de uno o más de sus componentes, incluso un
alimento funcional podría estar destinado a toda la población o a un sector
específico, por ejemplo, según su edad o constitución genética. Las grandes
corporaciones y centros de investigación en el mundo se han volcado en la
investigación y desarrollo de este tipo de alimentos con el fin de demostrar
científicamente los beneficios de desarrollar este tipo de productos y por
supuesto su comercialización y diversificación, será necesario estar atentos a
la reglamentación específica de cada país para este tipo de productos y hacer
un buen uso de la tecnología para el beneficio de toda la población.
Les agradezco sus comentarios y los invito a enviarme
sus sugerencias. Quedo a sus órdenes.
Q.F.B. Enrique Herrera Guadarrama. ASAP Laboratorio
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