La inocuidad es una parte fundamental de la calidad, por lo que es
importante revisar los conceptos de calidad y como la inocuidad encaja dentro
de los programas. La calidad es definida por la Organización ISO como “la
totalidad de atributos y características de un producto o servicio basada en su
capacidad para satisfacer necesidades declaradas o implicadas.” Esta
organización indica que la calidad no debe ser confundida con el grado de excelencia,
la cual es un resultado de los esfuerzos para mejorar las características del
producto o servicio (ISO, 1994). Llevando esta definición a la práctica en la
producción de alimentos, un alimento de buena calidad debe cumplir con
características nutritivas, de estabilidad y de inocuidad que sean típicas del producto
que se está obteniendo o procesando. Un alimento de buena calidad debe ser:
a) Nutritivo (el aporte de nutrientes varía según el producto),
b) Idóneo (su naturaleza y composición deben corresponder a aquellas
que le son propias),
c) Fresco (carente de deterioro),
d) Sensorialmente aceptable e
e) Inocuo (que no cause daño).
La inocuidad es definida por la Real Academia de la Lengua Española
como el carácter de ser inocuo, o sea que no causa daño. Con excepción de
alimentos específicos que poseen componentes que pueden causar una reacción
alérgica en personas sensibles, los alimentos por si solos no causan daño. El
daño a la salud es causado por agentes que pueden estar presentes en dicho producto.
Esos agentes pueden ser biológicos (bacterias patógenas, parásitos, ciertos virus
etc.), químicos (residuos de agroquímicos tóxicos, antibióticos, metales
pesados etc.) o físicos (objetos duros o punzocortantes).
Varios de los conceptos sobre inocuidad de alimentos fueron
desarrollados en países de habla inglesa y la traducción de esos términos al
idioma español ha presentado confusiones. El mismo término inocuidad se traduce
frecuentemente del inglés como seguridad. Sin embargo la Seguridad Alimentaria
es la disciplina que estudia el aseguramiento de una provisión alimentaria para
una población, mientras que la inocuidad, como se ha mencionado, es el carácter
de inocuo o no dañino en un alimento.
Una de las confusiones de traducción de más relevancia fue el
término usado para referirse a los agentes causantes de daño a la salud. En
inglés el término correcto es Hazard y al traducirse al español se ha usado la
palabra riesgo. Esto ha traído confusión, ya que la definición de riesgo es “la
contingencia de un daño” y contingencia es la “posibilidad de que una cosa
suceda o no suceda” (Diccionario de la Lengua Española). Por lo tanto, el riesgo
asociado a un alimento es la probabilidad de que una persona enferme después de
consumir dicho alimento. Para evitar esa confusión, la Comisión del Codex
Alimentarius sugirió que estos agentes sean llamados peligros. De acuerdo con el
diccionario la definición de peligro es la “inminencia de que suceda un mal.” A
pesar de que desde el punto de vista semántico el término peligro no refleja
con exactitud el uso que se le da por los especialistas en inocuidad, sí evita
la confusión de términos que puede llevar a un entendimiento equivocado de los
procedimientos necesarios para prevenir enfermedades transmitidas por
alimentos.
Seguiremos platicando sobre este interesante tema en la siguiente
entrega.
Un saludo, Q.F.B. Enrique Herrera Guadarrama - ASAP Laboratorio
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