Dentro de la industria alimenticia, uno de los temas más importantes es la limpieza general de las
áreas de producción y la higiene del personal que labora en ellas, esto con el
fin de garantizar la calidad y seguridad alimentaria de los productos
fabricados, por lo que los métodos y procedimientos, así como los productos
utilizados para las mismas, conllevan una importancia en los controles de
calidad de la organización.
En general, los productos físicos
y químicos a utilizar serán elegidos de acuerdo a procedimientos de limpieza y
desinfección que garanticen la inhibición de presencia de microorganismos
(principalmente patógenos) que puedan modificar las características
organolépticas de un producto o que puedan poner en riesgo la salud del
consumidor final. Los productos químicos de limpieza o desinfección deben ser
utilizados con cuidado y de acuerdo a las instrucciones del fabricante con el
fin de evitar contaminación cruzada con los productos, asegurar la seguridad
del personal y constatar la efectividad de la actividad de los productos.
Estos productos químicos deben
almacenarse lejos de las materias primas o los productos terminados, así como
mantenerse en contenedores claramente identificados evitando siempre cualquier
riesgo de contaminación, pero sobre todo debe comprobarse su efectividad a
través de la determinación de su actividad antimicrobiana (o germicida) para
estar seguros que su uso apoyará el objetivo final buscado.
Los retos microbianos tienen como
objetivo comprobar la efectividad de un germicida a través de la determinación
del porcentaje de reducción de un número conocido de microorganismos, cuando
éstos se ponen en contacto con el germicida, bajo condiciones de pruebas
específicas. Para hacer esto, el laboratorio debe realizar una preparación de
microorganismos conocidos (normalmente E. coli o S. aureus) a concentración
conocida para saber cuantos microorganismos se inocularán al germicida en
cuestión.
Con la suspensión conocida de
microorganismos, normalmente se inoculan en la muestra (germicida) y se dejan
actuar por 30 segundos o el tiempo que el fabricante del germicida considere
necesario para que lleve a cabo su efecto, una vez pasado el tiempo se agrega
una solución neutralizante, que detenga el efecto germicida y entonces se pasa
a la incubación en cajas petri para realizar el conteo correspondiente una vez
pasado el tiempo correspondiente.
Una vez con la lectura de los
resultados, estos se comparan con la cantidad de microorganismos inoculados
inicialmente y se obtiene el porcentaje de reducción, con lo que se puede
determinar la efectividad del sanitizante o germicida, por lo que es
conveniente solicitar este estudio a sus proveedores de sustancias limpiadoras
o sanitizantes para asegurar la efectividad de los mismos.
Les agradezco sus comentarios y
los invito a continuar revisando este tema en la segunda parte de este
artículo. Quedo a sus órdenes.
Q.F.B. Enrique Herrera Guadarrama. ASAPLaboratorio